México recibió el viernes noticias alentadoras sobre su salud financiera, ya que la inflación continuó disminuyendo y la actividad económica registró su cuarto mes consecutivo de crecimiento.
La tasa de inflación anual cayó al 4,44%, marcando la novena quincena consecutiva de disminución, según el instituto nacional de estadísticas de México, Inegi. Esta tasa es la más baja desde marzo de 2021, cuando se situó en el 4,12%.
Las noticias económicas positivas se vieron reforzadas aún más por el indicador de crecimiento económico del Inegi para julio, que indicó que la actividad económica en México había crecido un 0.2% desestacionalizado respecto al mes anterior y un 3.5% anual.
Este crecimiento fue impulsado principalmente por los sectores de construcción y manufactura, que reportaron tasas de crecimiento anual de 12,49% y 1,99%, respectivamente, según un análisis de la firma financiera Banco BASE. El sector secundario de la economía de México también experimentó una notable tasa de crecimiento anual del 3,85%.
El sector servicios también experimentó un crecimiento, con un aumento del 3,22%, destacando el comercio minorista con un 5,81%.
“Esta es una noticia positiva para la economía mexicana”, afirmó Gabriela Siller, directora de Análisis Económico del Banco BASE.
Una de las mejoras más notables se produjo en los precios de los alimentos. La tasa de inflación anual de los alimentos cayó al 7,73%, la más baja desde noviembre de 2021, cuando se situó en el 7,66%. Asimismo, otras mercancías registraron una tasa de inflación del 4,74%, la más baja desde febrero de 2021.
A pesar de las tendencias positivas, Siller advirtió que estas tasas siguen siendo considerablemente superiores al objetivo ideal.
“La continua desaceleración de la inflación es sin duda una buena noticia, pero todavía no podemos cantar victoria, ya que todavía está lejos del objetivo del 3%”, explicó. “Además, todavía somos testigos de renovadas presiones inflacionarias, incluido el elevado déficit presupuestario proyectado para 2024”.
Es importante señalar que, si bien los economistas pueden encontrar emocionantes las noticias sobre la desaceleración de la inflación, el impacto puede no ser tan pronunciado para los comerciantes y consumidores. En el bullicioso mercado de Coyoacán en la Ciudad de México, los vendedores de alimentos informaron que habían experimentado una mejor actividad económica, pero los precios no habían cambiado significativamente desde febrero de 2022, cuando la tasa de inflación de México alcanzó el 7,28%, la más alta para ese mes en más de dos décadas.
Maribel Santeliz, quien regenta una pequeña cafetería en el mercado, mencionó que después de la pandemia por Covid-19 fue saliendo más gente, lo que afectó positivamente al negocio. Sin embargo, seguía preocupada por la inflación, en particular con las próximas elecciones de 2024, que podrían generar presiones presupuestarias y posibles aumentos de impuestos.
Al otro lado del pasillo, el vendedor de productos agrícolas Alfredo Pulido también notó una mayor actividad económica, pero dijo que los precios se habían mantenido prácticamente iguales, y que artículos como aguacates, cebollas y limas sin semillas todavía tenían precios altos.
Si bien es posible que los proveedores aún no sientan los efectos de la desaceleración de la inflación, Siller señaló que la tendencia probablemente haya tenido un impacto en las ventas.
“La desaceleración de la inflación sí impulsa el consumo”, señaló. “Sin embargo, las preocupaciones sobre la alta inflación en los sectores de servicios y alimentos aún pueden hacer que la gente sienta que la inflación no está retrocediendo realmente”.