Una espléndida casa de espejos, camuflada en las montañas de México. Un lugar espiritual y meditativo, que ofrece a los viajeros la libertad de reconectarse con la naturaleza.

Casa Etérea, una obra maestra arquitectónica de la sostenibilidad

De vez en cuando, a todos se nos habrá ocurrido la idea de sentirnos momentáneamente -y agradablemente- desconectados del mundo. Mejor si se camuflan entre los árboles en un pequeño refugio. Soñar con vivir en una casa que desaparece entre las escarpadas laderas del volcán extinto Palo Huérfano, a 20 minutos del sitio declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO de San Miguel de Allende, México. Es posible.

Sostenibilidad e integración

Concebida por el escritor y diseñador mexicano Prashant Ashoka como un refugio para dos personas fuera del tiempo, Casa Etérea es una vivienda de 75 metros cuadrados que obtiene toda su energía de paneles solares, su suministro de agua de la lluvia y utiliza un revestimiento ultravioleta estampado en la superficie. espejo que lo hace visible para los pájaros y al mismo tiempo sigue siendo reflectante para el ojo humano.
La intención desde el principio fue dejar intacto el paisaje. Por este motivo los cimientos de la casa se construyeron íntegramente con roca recogida de la montaña. Y utilizando la orientación del sitio, un diseño de ventilación eficiente y vidrio aislante, la casa puede regular naturalmente la temperatura en el clima desértico semiárido de las tierras altas del centro de México.
Fuertemente inspirada en el concepto de “arquitectura emocional”, acuñado por el arquitecto mexicano Luis Barragán y el escultor y pintor Mathias Goéritz, Casa Etérea logra esta resonancia sensorial más profunda mediante el uso de paneles exteriores con espejos para crear una experiencia visualmente abstracta e interactiva. El volumen adquiere una calidad de transición ya que refleja el desarrollo de las estaciones. Cuando capta las luces del amanecer, la casa brilla como una caja fosforescente con tonalidades azules, contrastando con la oscuridad de la noche. Y en las sombras del atardecer, todo brilla hacia el paisaje como un espejismo, antes de desaparecer por completo.

Los interiores diseñados por el estudio NAMUH

En el interior, los techos con vigas y las paredes de hormigón celebran el proceso de construcción, mientras que materiales como el yute, el cuero, la madera y la piedra mantienen la estética natural incluso en los muebles, incluida una bañera de cobre junto a la cama.
La casa de planta abierta consta de dos volúmenes rectilíneos que se fusionan en una intersección en forma de V de 120 grados, dibujando un parecido angular con un impresionante barranco visible a través de la ducha de vidrio expuesto. Desde la sala central y el dormitorio, las puertas corredizas de vidrio del piso al techo enmarcan las vistas de los acantilados, mientras se abren para conectarse con un patio y un área de piscina a la sombra de olivos y granados. Detrás de la cocina, una escalera de acceso al techo funciona como cuarto de almacenamiento y se han agregado contraventanas externas de PVC con control remoto para brindar seguridad y privacidad.