“Es demagogia pensar en cerrar las fronteras”. Así, el pasado 29 de enero, el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, respondió a las declaraciones de Joe Biden de unos días antes sobre el cierre de las fronteras entre EE.UU. y México debido a los flujos migratorios de las últimas semanas. La Secretaría de Gobernación de México dijo que bloqueó e identificó a aproximadamente 680.000 personas de diferentes nacionalidades que intentaban ingresar ilegalmente a Estados Unidos entre enero y noviembre de 2023. A finales de diciembre, una procesión de más de 24.000 migrantes que marchaban hacia la frontera de Estados Unidos alarmó aún más a Washington, lo que llevó al secretario de Estado, Antony Blinken, a reunirse con Obrador y amenazar con cerrar las fronteras. El gobernador de Texas, Greg Abbott, ya había tomado medidas, instalando una valla de 30 millas a lo largo de la frontera de su estado con México para evitar lo que llamó una “invasión de inmigrantes”. Decisión a la que se opuso la Corte Suprema, pero que fue apoyada por otros 25 gobernadores republicanos.
¿Cuánto vale el comercio entre Estados Unidos y México?
Sin embargo, un bloqueo fronterizo total, temido por Biden y en el pasado por su predecesor, Donald Trump, parece impracticable y potencialmente perjudicial para la economía estadounidense. De hecho, desde el primer semestre de 2023, México se ha convertido en el primer socio comercial estadounidense y el primer exportador de bienes a EE.UU. En los primeros cuatro meses de 2023, el comercio entre ambos países, según datos de la Reserva Federal de Dallas, fue de 263 mil millones de dólares, superando al de Canadá y China, que durante años habían sido el principal socio comercial de Estados Unidos. Primero las políticas proteccionistas de Trump y luego los problemas en las cadenas de suministro debido a la pandemia han revertido la situación. Ha surgido la necesidad de realizar un nearshoring, es decir, un acercamiento de las cadenas de producción y suministro. México, por tanto, por su cercanía geográfica, se ha convertido en fundamental para la primera economía del mundo.
Romper el cordón umbilical con Beijing, socio convertido en adversario, fue uno de los imperativos de la administración Trump, seguida también por Biden. Parece haber caído un nuevo telón de acero en las relaciones comerciales entre Estados Unidos y China. El nearshoring se ha transformado en friendshoring: trasladar cadenas de producción a países amigos, como México. Los acuerdos T-MEC (Acuerdo Estados Unidos México Canadá) firmados por Trump en 2020 para actualizar el TLCAN (Tratado de Libre Comercio de América del Norte), facilitaron luego el avance de México sobre China.
Crecimiento lento
El Estado centroamericano debería beneficiarse enormemente del desacoplamiento de la economía estadounidense de la china y atraer grandes flujos de inversión extranjera. La Secretaría de Economía de México calculó que entre enero y septiembre de 2023 la inversión extranjera directa en el país alcanzó los 32 mil 900 millones de dólares, con un crecimiento del 30 % respecto al año anterior. El 40% proviene de Estados Unidos. El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) estima un crecimiento de las exportaciones de México de 35 mil millones de dólares anuales.
Sin embargo, aún quedan algunos problemas por resolver. Después de los acuerdos del TLCAN, que entraron en vigor en 1994, México creció en promedio sólo un 2% anual. Sobre todo, la corrupción generalizada, el crimen organizado vinculado al tráfico de drogas y la falta de inversiones internas han frenado las inversiones extranjeras. La asociación sin fines de lucro Alto a los Secuestros calculó que las personas secuestradas en México el año pasado fueron 2.402, con un aumento del 3,2% respecto a 2022.